martes, 3 de enero de 2012

Cuando contraer matrimonio con tu violador se convierte en la única salida

Gulnaz es afgana, tiene 21 años y está condenada a cárcel por cometer un delito moral: haber sido violada. Su pesadilla comenzó en 2009 cuando se la acusó de un delito de adulterio forzado al ser víctima de abusos por parte del marido de su prima. Entonces fue castigada con dos años de prisión que fue elevado a doce por apelación.
Gulnaz, afgana condenada por sufrir una violación


Sin embargo, gracias al informe elaborado por realizadores europeos de documentales, su caso fue conocido a nivel mundial. La presión internacional ha obligado a Hamid Karzai, presidente de Afganistán, ha autorizar su puesta en libertad, eso sí, a cambio de que acepte convertirse en la esposa de su atacante. Una solución impensable, aberrante y absurda para los defensores de los derechos humanos.  Pero desgraciadamente, es la mejor opción en una sociedad en la que las mujeres en su situación se las considera deshonradas y son a menudo asesinadas por la vergüenza que produce en su comunidad que hayan sido víctimas de tales actos.

Además, como reconoce la joven, es la única manera de que su hija, nacida de la agresión, sea legítima y por tanto, pueda garantizarse la seguridad de ambas.  De cualquier otro modo, su puesta en libertad sería casi una sentencia de muerte para Gulnaz puesto que es muy posible que su mismo pueblo tomara represalias contra ella.

LA MUJER AFGANA

Multitud de ONG por la defensa de los Derechos Humanos continúan dando la voz de alarma ante la gran cantidad de mujeres que sufren todo tipo de violencia de género en el país afgano. No obstante, ocho de cada 10 sufren violencia doméstica y un 60% son obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, según datos de Naciones Unidas y de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán.

El Régimen Talibán, considerado por la ONU el más misógino del planeta, negó durante más de seis años a las mujeres y a las niñas derechos civiles básicos como la educación, la asistencia médica, el trabajo o la libertad individual.

En la actualidad, el gobierno de Hamid Karzai ha prometido construir una nación en la que se garanticen los derechos de las mujeres. Sin embargo, este nuevo Afganistán parece estar muy lejos cuando se mira alrededor y se comprueba, por ejemplo, que la cárcel de Kabul está llena de mujeres encarceladas junto a sus hijos por delitos como negarse a casarse con su cuñado después la muerte de su esposo o fugarse de casa con un hombre. También son muchas las afganas que continúan usando burka o que son castigadas sin comida si no complacen sexualmente a su cónyuge. Además, casi todas piden permiso al marido para consultar a un médico.

Por otro lado, es cierto que algunas mujeres tras la caída del régimen han comenzado ha asistir a la escuela, al trabajo o a ir a la compra sin la compañía de un familiar varón, pero aún son una minoría. 

Fuentes:

1 comentario:

  1. Ahora nos asustamos mucho de estas cosas, pero no podemos olvidar que hasta después de morir Franco, es decir, después de 1975 las mujeres no podían firmar un contrato de trabajo, tener una cuenta bancaria ni nada sin la autorización de un varón de la familia. Aquí también había que cubriese la cabeza para ir a misa y en el año 1986 aproximadamente, cuando comencé a trabajar en educación de adultos, mis alumnas mayores si entraba un hombre en la clase se cubrían los brazos con el chaleco, claro hablo de un pueblo y de analfabetas, pero es muy culta la chica a la que le ha pasado eso?, vive en una gran ciudad? No nos equivoquemos no somos una sociedad tan civilizada. Quedan muchos monstruos sueltos.

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