miércoles, 18 de enero de 2012

El fiscal pide 36 años para un hombre acusado de violar en reiteradas ocasiones a su pareja

La audiencia provincial de Cádiz celebró ayer el juicio contra un hombre acusado de violar cuatro veces a su pareja. Ante estos hechos el fiscal pide una pena de 36 años de cárcel. No obstante, añadió como alternativa una condena menor que aglutinara todas las agresiones sexuales en un delito continuado. Esta otra opción, junto a un alegato débil, es la fórmula con la que en ocasiones el juez indica al tribunal que sentencie lo que estime pertinente.

El procesado, que se encuentra en libertad, declaró primero y afirmó que lo que relata su expareja es incierto. Además sostiene que la mujer se ha inventado la historia de las violaciones para impedir que vea a los hijos de ambos. Según expuso el presunto agresor ante el tribunal, todo comenzó cuando cortó la relación que mantenían y ella decidió vengarse. 

Por su parte, la denunciante, que declaró tras una mampara explicó que los hechos empezaron cuando tuvieron su primer hijo, a partir de enero del 2008, pues el acusado comenzó a mostrar un carácter violento. La mujer relató que la primera agresión sexual se produjo cuando ella debía guardar cuarentena después del parto. Una situación que se prolongó, dijo, hasta octubre de 2008, cuando la relación terminó.

Ante las preguntas del fiscal sobre los motivos por los que no denunció con anterioridad lo que estaba ocurriendo, la mujer respondió que sufría amenazas y que tenía miedo. Esta versión fue apoyada por la madre de la víctima, quién en sus declaraciones afirmó haber visto secuelas físicas de las agresiones y que fue ella la que la instó a denunciar.


Examen médico legal en la víctima de abuso sexual


La acusación particular reclamó, como el fiscal, una condena por cuatro delitos de agresión sexual. Mientras que la defensa pidió una sentencia absolutoria, alegando que no existían pruebas de tales actos. Sin embargo,  los peritos forenses y las psicólogas que atendieron y valoraron a la víctima, confirmaron en la sala que la joven sufría un trastorno postraumático que se corresponde perfectamente con los hechos denunciados.

El juicio tuvo lugar en la Sección Tercera, que es la que juzga en exclusiva los casos más graves de violencia de género o doméstica de toda la provincia de Cádiz. Por eso, pese a que tres de los hechos sucedieron en Jerez y uno en Ceuta, no han sido enjuiciados en la Sección que la Audiencia tiene en esa ciudad.


Fuentes:

http://www.lavozdigital.es
http://www.diariodecadiz.es
http://www.monografias.com
http://www.youtube.com

martes, 17 de enero de 2012

Lorca registra más de 340 casos de violencia de género en 2011

El municipio murciano registró durante el año pasado casi un caso diario de maltrato machista. Ese es el balance facilitado desde la Concejalía de la Mujer. En concreto, 343 mujeres agredidas a manos de sus parejas fueron atendidas en el Centro de Atención a las Víctimas de violencia (CAVI). De las mujeres que acudieron a denunciar, el 70% son españolas mientras que el 30% restante son extranjeras, en su mayoría ecuatorianas y marroquíes.

Los tipos de violencia más habituales son el maltrato físico y el  maltrato psicológico. De esta forma, el 39,36 % de las mujeres que acudieron al centro manifestaron haber sido víctimas de ambos malos tratos; el 30 % sumó, además, las agresiones sexuales a la violencia que padecían; y el 4,37 % reconocieron haber sufrido maltrato psicológico y sexual.

 Eulalia Ibarra concejala de la Mujer en Lorca
Con respecto a los intervalos de edades, el que más denuncias realiza es el comprendido entre 31 y 40 años con el 31,2% El segundo bloque es el de mujeres con edades entre 41 y 50 años, que supone el 29,45%. Finalmente el tercer grupo, que glutina el 20,7% de las demandas por estas agresiones, corresponde a  mujeres de entre 21 y 30 años. Además, se registraron dos víctimas con más de 71 años.

Sin embargo, el número de mujeres atendidas en el CAVI ha descendido este año en 37 víctimas con respecto a 2010. No obstante, la edil de la Mujer en la localidad lorquina, Eulalia Ibarra, ha relacionado está disminución en el número de casos atendidos con la apertura de un servicio similar en el municipio de Puerto Lumbreras. Además, uno de los problemas que dificulta la ayuda a las víctimas es que “una vez iniciados los trámites judiciales, muchas de las mujeres maltratadas deciden retirar la denuncia y dar otra oportunidad", tal y como reconoce Eulalia Ibarra.                                                                             

Fuentes:

http://www.europapress.es

sábado, 14 de enero de 2012

Apuñalada una mujer por su compañero sentimental en Mollet

Los Mossos d' Esquadra han arrestado a un joven de 21 años acusado de haber apuñalado a su compañera de 54 años en Mollet del Vallès, Barcelona. Los hechos ocurrieron sobre las 12.10 horas de la mañana del viernes, según fuentes policiales. El equipo de reanimación, enviado por el Sistema de Emergencias Médicas (SEM), no  pudo hacer nada por salvar a la víctima que finalmente  falleció en el lugar de los hechos. El escenario del crimen ha sido el piso que compatía la pareja aunque en un primer momento fuentes cercanas al caso situaron la agresión en la vía pública.



 
El presunto asesino ha sido detenido por los efectivos de la policía local de Mollet en el  propio domicilio familiar,  y se ha abierto una investigación para aclarar las circunstancias del crimen. Con ésta, ya son cuatro las víctimas de violencia machista en lo que llevamos de año en Cataluña, después de los crímenes de género ocurridos en Girona, L'Ametlla de Merola (Berguedà) y Tarragona.

El año pasado fallecieron en España un total de 61 mujeres víctimas de la violencia de género, una cifra sensiblemente inferior a la de 2010 , cuando murieron 73 mujeres. El 75%de ellas no habían denunciado previamente los malos tratos. Por ello, el Govern reitera la importancia de denunciar a los maltratadores y pedir ayuda  llamando al teléfono gratuito 900 900 120.

Fuentes:


viernes, 13 de enero de 2012

Más del 70% de las jóvenes que sufren Violencia de Género ignoran que son maltratadas

Un estudio realizado durante diez años por la Universidad de Sevilla sobre violencia de género entre parejas de novios universitarios releva que más del 12% de las universitarias han tenido miedo alguna vez de sus parejas.  Además el 57% de las que se perciben como maltratadas prolongan sus relaciones con el agresor más de un año. Según los expertos, los preuniversitarios tienen un nivel de información escaso acerca de qué es la violencia de pareja.
Sin embargo, lo más preocupante de esta situación es la alta tolerancia al maltrato que existe entre jóvenes en edades comprendidas entre los 13-25 años, tal y como afirma el profesor de Psicología de la Universidad de Sevilla, Luis Rodríguez Franco. Además, este investigador explica en un artículo publicado este mes en la International Journal of Clinical Health Psychology que  el 26,8% de las jóvenes españolas se sienten atrapadas en su relación.
Cartel de la Campaña contra la violencia de Género de JSE

Asimismo, el estudio señala que la edad de inicio de la relación problemática es temprana, a los 13 años en el caso de las mujeres, mientras que en los varones es detectada a partir de los 16. Respecto a la duración de estas relaciones,  el 15,25% de los casos de mujeres que se declaran maltratadas la relación llega a los seis meses, mientras que en el 57% ha sido de más de un año. Con estos datos se demuestra que al no tratarse de relaciones esporádicas no es fácil romper el agresor.
Luis Rodríguez Franco añade que las campañas de prevención en España se orientan a la denominada 'Tolerancia 0'  pero, critica que no hacen un especial énfasis en qué aspectos concretos y específicos se deberían adoptar en ante estas situaciones. En este sentido es ampliamente destacable que el nivel de información acerca de qué es la violencia de pareja es muy escaso en los preuniversitarios  y habitualmente es identificada por ellos como de naturaleza exclusivamente física. Éste puede ser uno de los factores que justifiquen los altos niveles de pasividad hacia conductas constitutivas de violencia de pareja pues se consideran normales o ajenas a lo que es el maltrato.
El objetivo que este estudio ha perseguido ha sido verificar la existencia de mujeres que se autoperciben como maltratadas y las que lo son técnicamente, pero que ellas mismas no se atribuyen dicha etiqueta. Ambos tipos de maltrato son matizados por el Instituto de la Mujer. La finalidad de la investigación ha concluido  con el desarrollo de alternativas para  evaluación de este fenómeno en las parejas jóvenes.

ESTUDIO  SOBRE  VIOLENCIA EN PAREJAS JÓVENES 

A través de las preguntas contenidas en el Cuestionario de Violencia de Novios (CUVINO), se realizaron dos estudios diferenciados con muestra de mujeres adolescentes y jóvenes escolarizadas. El primero de ellos (709 mujeres con una media de 18,5 años) detectó un 6,2% de maltrato percibido y un 71% de maltrato técnico.
En un segundo estudio sobre 1.327 jóvenes de 18,5 años de media, se evaluó la concordancia entre percepciones generales (sentirse maltratada, sentir miedo y sentirse atrapada en la relación), y se encontró un 5,8% de mujeres maltratadas, un 11,9%, atemorizadas, y un 26,8%, atrapadas en sus relaciones.
Tras más de 10 años de estudio, los resultados del CUVINO, orientado a la evaluación de la violencia de género entre parejas de novios universitarios, con una muestra de más de 2.000 personas de Sevilla, Oviedo, A Coruña, Pontevedra y Huelva, arroja como resultado una estructura en ocho factores: violencia por coerción, emocional, sexual, de género (por la simple condición de ser mujer), instrumental, social, física y por desapego.


Fuentes:

miércoles, 11 de enero de 2012

El maltrato psicológico continúa siendo el gran olvidado en la denuncia social de la violencia de género

El maltrato es una conducta por la cual el agresor de manera progresiva va intensificando el control y la sumisión de la otra persona. Este tipo de violencia contra las mujeres no solo se refiere a la agresión física que es la que aparece casi a diario en los medios de comunicación.  Ésta es, sin duda, la que más impacto genera entre población y la que más condena social recibe, pero la violencia de género engloba mucho más que las palizas o el asesinato. De hecho, esta conducta suele ser una manifestación de su última fase, cuando ya la víctima está lo suficientemente anulada como  para no quererse lo más mínimo, para sentir que es responsable de lo que le está ocurriendo y que no es nada ni nadie sin su maltratador.


Es, por tanto, la vergüenza de creerse merecedoras de tales castigos la que les lleva a callarse, a soportar estoicamente humillaciones, vejaciones, gritos, insultos y chantajes. Además, otro factor que explica la permisividad de estas mujeres es el pánico a  perder a su verdugo quien llega a convertirse en la razón de la existencia de la agredida, que termina confundiendo el amor con la dependencia más absoluta.


El maltrato comienza con el castigo psicológico, que incluye estrategias pasivas en el control de la otra persona: miradas, silencios, entradas y salidas sin mediar ningún tipo de comunicación o cualquier otro comportamiento que sugiera aislamiento. El miedo al fracaso inunda a la mujer que padece esta tortura, por lo que  su vida se convierte en una lucha constante consigo misma por intentar agradar a su agresor,  que obviamente jamás está satisfecho.


Viñeta procendente de Padylla.com



Estas mujeres, inmersas en la espiral de violencia, no pueden vestir como quieran, no pueden ir dónde les apetezca ni cuando quieran, no pueden ni siquiera expresar nada con su cuerpo porque no les pertenece. Cualquier acción que realicen queda sujeta a la interpretación que su pareja quiera darle, pues las víctimas no tienen voluntad, se la han arrebatado y ya no se reconocen si no es a través del los ojos del maltratador. Hasta sus intenciones corresponden a las que el agresor les asigne. La víctima pertenece al maltratador: “es mi mujer”.

El entorno, el mundo y la realidad de estas mujeres  se empequeñece, limitan su existencia a sobrevivir, a contar el paso de los días, a aguantar una hora más, a esperar que todo cambie, a ilusionarse con que llegará el momento en el que gracias a su autoexigencia y los castigos de su pareja alcanzarán la perfección y la pesadilla terminará, serán dignas de considerarse iguales al hombre de sus vidas. Pero ese instante nunca llega y el maltratador jamás cambia.

La violencia psicológica puede llegar a ser incluso más dura que la física, pues se trata de buscar e incentivar el odio de la víctima hacía sí misma. El maltratador fomenta la autodestrucción emocional y personal de su pareja. La trata como si fuera pura escoria para después colmarla de regalos, de arrepentimientos y de promesas de amor eterno. La mujer alcanza un estado de negación y de repulsión propia, que le lleva a desear la muerte o, lo que es peor, a darle igual su existencia.

Llegada a este punto, hasta puede acabar agradeciendo las agresiones físicas que le demuestren que de una forma u otra aún es importante para su maltratador, que se convierte para la víctima en el único elemento de conexión con el mundo. Para una mujer anulada psicológicamente el tortazo, el pellizco o la patada es infinitamente mejor que el silencio absoluto durante horas. La indiferencia se convierte en algo insoportable  que no hace más que borrarla un poco más de la vida.
    
viñeta de Forges 

Por su parte, el maltratador y sobre todo aquel que ejerce la violencia invisible, es decir, aquella que no deja marca visible, es un hombre que responde en apariencia a un modelo perfecto de integridad moral, denuncia abusos, está dispuesto a prestar su ayuda a los demás con total entrega y se autoproclama y reconoce como buena persona, con ideas férreas en cuanto a los límites del bien y el mal y de lo que debe ser o de lo que es intolerable.


El maltrato no termina cuando la víctima consigue abandonar a su agresor pues éste se siente con el poder de controlar la suerte de su mujer, incluso cuando ésta haya podido independizarse de él. El hombre que maltrata considera que la distancia psíquica, emocional o física que su víctima haya podido establecer, no es razón para desentenderse de ella. Quedarse sin ser humano al que anular sería quedarse sin la expresión que le permite conocerse como superior. Así pues, el agresor conserva siempre la expectativa de asomarse a la historia de la otra persona y condicionar su destino como si todavía dependiera de él.


En definitiva, para que la sociedad se libere de la violencia de género es necesario dejar de negar las diferencias entre hombres y mujeres y aunar esfuerzos para combatir las desigualdades. Es un error reducir la violencia a la tragedia, como si ésta fuera si fin natural y del que solo cabe dar cuenta del inevitable fracaso. No se necesitan más mujeres muertas ni anuladas, sino mujeres vivas capaces de superar el maltrato y que sirvan de referencia para las que, en esta lucha, necesitan reforzar su imagen de mujer capaz de vencer y de salir de su situación.


Fuentes:

La maternidad masculina, de Juan Carlos Suárez Villegas. 2011 -DYKINSON S.L-

martes, 3 de enero de 2012

Cuando contraer matrimonio con tu violador se convierte en la única salida

Gulnaz es afgana, tiene 21 años y está condenada a cárcel por cometer un delito moral: haber sido violada. Su pesadilla comenzó en 2009 cuando se la acusó de un delito de adulterio forzado al ser víctima de abusos por parte del marido de su prima. Entonces fue castigada con dos años de prisión que fue elevado a doce por apelación.
Gulnaz, afgana condenada por sufrir una violación


Sin embargo, gracias al informe elaborado por realizadores europeos de documentales, su caso fue conocido a nivel mundial. La presión internacional ha obligado a Hamid Karzai, presidente de Afganistán, ha autorizar su puesta en libertad, eso sí, a cambio de que acepte convertirse en la esposa de su atacante. Una solución impensable, aberrante y absurda para los defensores de los derechos humanos.  Pero desgraciadamente, es la mejor opción en una sociedad en la que las mujeres en su situación se las considera deshonradas y son a menudo asesinadas por la vergüenza que produce en su comunidad que hayan sido víctimas de tales actos.

Además, como reconoce la joven, es la única manera de que su hija, nacida de la agresión, sea legítima y por tanto, pueda garantizarse la seguridad de ambas.  De cualquier otro modo, su puesta en libertad sería casi una sentencia de muerte para Gulnaz puesto que es muy posible que su mismo pueblo tomara represalias contra ella.

LA MUJER AFGANA

Multitud de ONG por la defensa de los Derechos Humanos continúan dando la voz de alarma ante la gran cantidad de mujeres que sufren todo tipo de violencia de género en el país afgano. No obstante, ocho de cada 10 sufren violencia doméstica y un 60% son obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, según datos de Naciones Unidas y de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán.

El Régimen Talibán, considerado por la ONU el más misógino del planeta, negó durante más de seis años a las mujeres y a las niñas derechos civiles básicos como la educación, la asistencia médica, el trabajo o la libertad individual.

En la actualidad, el gobierno de Hamid Karzai ha prometido construir una nación en la que se garanticen los derechos de las mujeres. Sin embargo, este nuevo Afganistán parece estar muy lejos cuando se mira alrededor y se comprueba, por ejemplo, que la cárcel de Kabul está llena de mujeres encarceladas junto a sus hijos por delitos como negarse a casarse con su cuñado después la muerte de su esposo o fugarse de casa con un hombre. También son muchas las afganas que continúan usando burka o que son castigadas sin comida si no complacen sexualmente a su cónyuge. Además, casi todas piden permiso al marido para consultar a un médico.

Por otro lado, es cierto que algunas mujeres tras la caída del régimen han comenzado ha asistir a la escuela, al trabajo o a ir a la compra sin la compañía de un familiar varón, pero aún son una minoría. 

Fuentes: